Seguimos reflexionando sobre las cosas que podemos aprender sobre nosotros mismos a partir de los relatos de la Creación en el Génesis. Efectivamente todos los días que Dios crea, termina el día declarando que su creación es buena y luego la historia pasa al día siguiente. Sin embargo, en el sexto día Dios crea un grupo de animales por la mañana y los declara buenos, pero no se pasa al día siguiente. En su lugar, Dios continúa su creación y hace al hombre (hablaremos de varias dimensiones de eso la próxima vez). Después de crear a la humanidad, Dios mira toda su creación y la encuentra muy buena. ¿Se dan cuenta de lo que pasó? Todo lo que Dios creó es bueno, pero una vez que nos hizo a nosotros pronuncia que su creación es MUY buena. En un nivel, podemos decir que este "salto" de calidad se debe a que toda la creación fue hecha para nosotros. La creación encuentra su plena identidad una vez creada la humanidad. El propósito se cumple. Pero, la otra explicación para el pronunciamiento de que la creación es ahora "muy buena" es el hecho de que estamos hechos de manera diferente a todo lo demás. Todo lo que Dios crea es bueno, y todo refleja la belleza del Creador, pero sólo nosotros estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Tú eres muy bueno. Cuando Dios mira la belleza de su creación, la ama y sabe que es un reflejo de Él. Pero hay algo diferente en nosotros. Estamos hechos a su imagen y semejanza. Cuando Dios nos ve, ve un reflejo de sí mismo que no existe en el resto de la creación. Estoy firmemente convencido de que ésta es una de las dimensiones del Evangelio que a menudo se olvida. Jesús vino a revelar a Dios al hombre, pero también vino a revelar al hombre a nosotros mismos... habíamos (y hemos) olvidado quiénes somos realmente. - Pat Arensberg es el Director de la Oficina de Evangelización y Vida Familiar. Envíale un correo electrónico a [email protected] Para más información sobre los eventos de esta oficina, visítenos en mobilefaithformation.org