A lo largo de los siglos que han pasado desde que Cristóbal Colón llegó por primera vez a América, han habido muchas voces valientes que se han opuesto a la explotación violenta de los nativos y de los esclavos africanos traídos al nuevo mundo: Desde Antonio de Montesinos, el fraile Dominico de origen Español, que fue el primero en denunciar públicamente la esclavitud y el maltrato de los pueblos indígenas en la isla Hispaniola; a Bartolomé De Las Casas, otro fraile y sacerdote Dominico, quien escribió extensamente en sus libros “Breve Relato de la Destrucción de las Indias” e “Historia de las Indias”, sobre las primeras décadas de la colonización de las Indias Occidentales y las atrocidades cometidas por los colonizadores contra los indígenas; a San Luis Bertrán, quien motivado por de De Las Casas, defendió los derechos de los indígenas en Colombia y Panamá; al misionero Jesuita San Pedro Claver, quien dedicó su vida a la ayuda de los africanos esclavizados en Cartagena, Colombia.
A estos primeros apóstoles del amor, la libertad, la justicia y la paz, siguieron muchos otros hombres y mujeres, algunos de los cuales ofrecieron y pagaron con su vida, como lo hizo Jesús en la cruz por nosotros, para defender a los que estaban agobiados por el yugo de la injusticia y la opresión.
Muchas de estas vidas fueron arrebatadas en el siglo XX, un período en el que América Latina, desde Chile hasta México y el Caribe, estuvo sumida en guerras civiles, golpes de Estado, dictaduras, juntas militares y el surgimiento del comunismo.
Cuatro hombres que fueron martirizados durante la guerra civil Salvadoreña de 12 años que terminó en 1992 fueron beatificados el 22 de enero de 2022. Estos mártires son el Padre Cosme Spessotto, O.F.M. quien recibió un disparo un domingo por la noche en 1980 mientras estaba en la iglesia preparando el altar para la misa vespertina, el padre Rutilio Grande, S.J. y los laicos Manuel Solorzano y Nelson Lemus, un adolescente, quienes viajaban con el padre Rutilio el 12 de marzo de 1977, cuando su automóvil fue baleado múltiples veces por un escuadrón de la muerte.
En su mensaje para la celebración de la Jornada de la Paz de 1972, el Papa Pablo VI dio consejos prácticos a las palabras del profeta Isaías, cuando dijo: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”. Ese es el hilo que conecta a todos los hombres de buena voluntad con Jesús el Cristo, el Príncipe de la Paz. Ese es el hilo que une a todos aquellos hombres y mujeres que han trabajado por la justicia social desde la colonización del continente americano, y es nuestro llamado hoy.
Que haya paz en la tierra, y que empiece por mí.
Throughout the centuries that have passed since Columbus came to the Americas, there have been many courageous voices who have opposed the violent exploitation of native inhabitants and enslaved Africans brought to the new world: From Antonio de Montesinos, the Spanish Dominican Friar who was the first to publicly denounce the enslavement and treatment of the indigenous peoples of Hispaniola; to Bartolome De Las Casas, another Dominican Friar and priest, who wrote in “A Short Account of the Destruction of the Indies” and “Historia de Las Indias,” about the first decades of colonization of the West Indies and the atrocities committed by the colonizers against the indigenous people; to St. Louis Bertrant, who with the encouragement of De Las Casas, defended the rights of the indigenous people in Colombia and Panama; to Jesuit missionary St. Peter Claver, who dedicated his life to the aid of enslaved Africans in Colombia.
These apostles of love, freedom, justice and peace were followed by others, some of whom offered and paid with their lives, like Jesus did on the cross for us.
Many of these lives were taken in the 20th century, a period in which Latin America was engulfed in civil wars, coups, dictatorships, military juntas and the emergence of communism.
Four men who were martyred during the Salvadorian civil war that ended in 1992 were beatified on Jan. 22 — Fr. Cosme Spessotto, O.F.M. who was shot in 1980 while he was at church setting the altar for Mass, Fr. Rutilio Grande, S.J. and laymen Manuel Solorzano and Nelson Lemus who were traveling with Fr. Rutilio on March 12, 1977, when their car was shot multiple times by a death squad.
In his message for the 1972 Day of Peace, Pope Paul VI gave practical advice to the words of the Prophet Isaiah, when he said, “If you want peace work for justice.” That is the common thread that unites all men of goodwill to Jesus the Christ, the Prince of Peace. That is the thread that unites all those who have worked for social justice since the colonization of the American continent, and it is our call today.
Let there be peace on earth, and let it begin with me.
— Deacon Hector J. Donastorg, is the Director of Hispanic Ministry for the Archdiocese of Mobile. He may be emailed at [email protected]