El 8 de septiembre habrá un nuevo santuario en Inglaterra en honor a María. Será dedicado bajo el título de María, Madre de los Cristianos Perseguidos. El P. Kiely, el sacerdote que lidera el esfuerzo para establecer este nuevo santuario, declaró: "Este es el primer santuario en Europa específicamente dedicado a la oración por la persecución activa de los cristianos ahora en todo el mundo. Es ciertamente el primer santuario en Europa dedicado a María, Madre de los Cristianos Perseguidos". Este santuario llama la atención sobre el hecho, muy ignorado en las noticias, de que los cristianos de todo el mundo se enfrentan a menudo a la persecución a causa de su fe. Según el grupo de defensa Open Doors USA, más de 360 millones de cristianos en todo el mundo se enfrentan a altos niveles de persecución y discriminación, y 5.898 fueron asesinados por su fe sólo el año pasado. "Muchos católicos no son conscientes de la intensidad de la persecución mundial. Así que esto forma parte de ese proceso de intentar concientizar, pero teniendo lo espiritual en el centro", dijo el padre Kiely. La persecución de nuestros hermanos y hermanas en la fe tiene muchas similitudes con la persecución de los primeros cristianos en tiempos paganos. La razón es sencilla: una cultura sin Dios no desea tolerar a los que aman a Dios. Hubo una carta escrita probablemente entre el 150 y el 250 A.C. a un hombre llamado Diogneto. No sabemos quién la escribió ni quién es Diogneto, a quien se le escribió. Sin embargo, ha sobrevivido a lo largo de los años porque expresa con fuerza la persecución a la que se enfrentan los cristianos. Es demasiado largo para compartirla en su totalidad, pero permítanme compartir una parte: "Los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad por su nación, su lengua o sus costumbres. No viven separados en ciudades propias, hablando un dialecto extraño, ni adoptan un modo de vida excéntrico... Viven en ciudades griegas o bárbaras, siguiendo las costumbres locales de vestimenta, dieta y vivienda. Sin embargo, es evidente el carácter sorprendente y ciertamente inusual de su ciudadanía. "Viven como extranjeros en sus países de origen, participando como ciudadanos, pero sufriendo como extranjeros. Para ellos, cada país extranjero es una patria, y su patria una tierra extranjera. Se casan y tienen hijos como todo el mundo, pero no exponen a sus hijos a la muerte. Comparten sus posesiones, pero no practican el intercambio de esposas. Viven en la carne, pero se niegan a definir la vida por referencia a la carne. Aunque pasan su tiempo en la tierra, su ciudadanía está en el cielo. Obedecen la ley de la tierra, pero sus vidas trascienden la mera ley. Aman a todos, pero todos los persiguen. Se les ignora o se les condena, y si se les condena a muerte, se les reanima con la vida. Aunque son pobres, enriquecen a muchos. Aunque están muy necesitados, abundan en todo... "Para decirlo en pocas palabras: lo que el alma es en el cuerpo, así son los cristianos en el mundo. El alma está dispersa por todas las partes del cuerpo, y los cristianos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no es parte del cuerpo, y los cristianos habitan en el mundo, pero no son del mundo. "El alma es invisible, está escondida en un cuerpo, y mientras los cristianos en el mundo son reconocibles, su espiritualidad permanece invisible. El alma impide la satisfacción de los deseos carnales, y por eso la carne la odia y le hace la guerra, aunque el alma no le haya hecho ningún mal a la carne; del mismo modo, aunque los cristianos no le hayan hecho ningún mal al mundo, el mundo los odia sólo porque se oponen a los placeres mundanos. El alma ama a la carne que la odia, y los cristianos aman a quienes los odian". Ante la persecución, nuestra respuesta debe ser la perseverancia en la fe, el amor y el compromiso renovado de compartir la Buena Noticia con los demás. Como afirmó el P. Kiely al prepararse para inaugurar el nuevo santuario: "Siempre digo que la oración no es el último recurso, sino el primero. Y también, la oración no es una excusa para la inacción, la oración debe impulsar la acción. Así que espero que cuando la gente venga a rezar, también intente implicarse de alguna manera".